lunes, 16 de agosto de 2010

Yo, la peor de todas.


Ok, tengo que admitirlo. Soy ALGO fuera de serie. Rara, inclasificable. Ambigua.
No me adapto a ninguna postura social determinada, tampoco a ningun partido político.
Me siento desenfocada en la mayoría de los lugares. Como sapo de otro pozo.
Me gusta un rango tan amplio de música que ni siquiera exceptúo algun chamamé.
Me gusta la cultura, las culturas. Me gusta mi país, me gustan los países de los demas, me gustaría ser de todos lados y de mi República Independiente al mismo tiempo.

Me gusta la gente sencilla, me siento casi comoda con ella, pero me divierte muchisimo la gente complicada.
Odio a las taradas, pero me pasaría horas hablando con ellas, porque, segun mi filosofía "algo en el cerebro han de tener" y si no lo tienen, al menos son excelentes anecdotarios.
Me revienta la gente chusma, me revienta chusmear, que la gente me cuente ponsoñozamente cosas de otro.

Amo a mi país sobre casi todas las cosas, y lamento muchisimo que no haya mucha gente con quién compartir ese sentimiento. Admiro a Uruguay, admiro a Brasil y también a Paraguay. El terremoto me hizo dar cuenta que un país que detestaba pasó a ser Admirable, como Chile.
Amo latinoamérica. Sería feliz si algun día me dejaran conducir los designios de este lugar, y lo haría con las palabras y las manos mas honradas que pudiera.

Soy basicamente liberal, pero me sale lo conserva de algun rincón del alma. Aborrezco, por sobre todas las cosas la falta de cultura, y el desinterés por aprender todos los días.

Los chicos me gustan morochos, si, me encantan. Que sepan reirse y que usen ese conocimiento demasiado a menudo, pero que puedan ponerse serios en la medida justa. Que les guste pasar un rato acostados leyendo, que sean tranquilos, que no levanten la voz para hacerse escuchar. Que el propio peso de sus palabras infunda respeto.
Me gusta la gente con la que se puede hablar: Un justo equilibrio entre banalidad y profundidad.

Una persona que admiro profundamente es mi viejo. Tiene ese sentimiento de juventud que no se le deteriora con los años. Dice creer que está viejo, pero son arranques, la verdad es que la mayoría del tiempo cree tener 20 años. Tiene una inteligencia prodigiosa, es MUY poco pragmático, siempre se le ocurren boludeces para hacer, adora tener hobbies raros, los deportes -todos excepto el fútbol-, en la calle se cree Schummacher y cuando va a pie, Brad Pitt. Le gusta el metal, la zamba, la trova revolucionaria, Edith Piaff, Charles Aznavour, la murga para murgueros, la musica uruguaya en general, y el rock. No le cuesta lidiar, como a otros, con la tecnología. Cuanto más complejas son las cosas, mas le gustan.
De él heredé el gusto por la lectura y el desinterés por el protocolo. Lo amo muchísimo, creo que solo él sabe cuanto, porque de la misma manera nos ama, a Belu y a mí.

Tengo mis serias dudas de que exista Dios, pero pongo toda mi fe en que sea verdad. Siento indulgencia hacia todas las religiones pero no pertenezco a ninguna, Dios -si mi fe no está errada- es demasiado grande como para poder ser encasillado en una sola religión verdadera.

Odio a las taradas, odio ir de shopping. Odio las películas de Disney -las del rico que se enamora de la pobre y/o normal- pero no puedo evitar mirarlas TODAS.
Odio los cuentos de princesas, desde chiquitas nos hacen interesadas, no en buscar el verdadero amor, sino en mirar que ese verdadero amor sea alguien completamente cagado en guita. Me encanta el maquillaje y cualquier cosa que se parezca al arte. Odio ir al cine si no voy a ver una pelicula animada.

Odio los circos y los payasos. Amo la gente libre. Odio la gente libertina.

Mis amigos no sé con que criterio los elijo, pero me gusta mantenerlos. No se con que criterio me eligen, pero parece que les gusto cuando hablo, porque no me hacen callar muy a menudo.
Odio la gente mediatica, pero me encantaría ser famosa. Famosa por algo serio, sí, me encantaría ser escritora.

Mis papás me educaron con principios, los mismos que fortalecí o flexibilicé según mi criterio. Lo más grande que me dieron, por tanto, fue el libre albedrio: la libertad de pensar por mí misma. A los ocho años, y muy a pesar de mi mamá, abandoné sin ceremonias la catequesis y la religión Católica, que ellos -papá y mamá- aun profesan, desterrados de la comunión, supongo, porque se divorciaron hace diez años.

Amo relacionarme con gente de todo el mundo. Amo tener cosas en común con gente que aparentemente nada que ver.

Me gusta Bailar, bailo mal.
Me gusta leer, interpretar sobre lo que leo.
Me gusta escribir, me dijeron que escribo bien.
En una conversación prefiero escuchar a contar mi historia.

Y sí, soy igual a todos ustedes:
YO TAMPOCO SE QUE CARA PONER CUANDO ME CANTAN EL FELIZ CUMPLEAÑOS.-

1 comentarios:

Tropiezos y trapecios dijo...

Se te ve una persona que tiene las cosas claras y que al mismo tiempo es tremendamente contradictoria. Me vas a acabar cayendo bien y todo XD

Un abrazo.

Ehse

Publicar un comentario