viernes, 2 de abril de 2010

El recolector de estrellas

Del verano admiraba el azul del cielo,

Y que a la noche tenía despejado el camino,

Mientras las juntaba una a una silbando sereno

No imaginó nunca trabajo más digno.


En función del tamaño las juzgaba pequeñas,

Medianas, grandes y aun aquellas

Que no fueran perfectas y retorcidas,

Así las amaba el recolector de estrellas.


Subía al cielo a reemplazarlas,

Y se quedaba cuidando de las enfermas,

Hasta que sanaran completamente

Y él tornara al cielo a devolverlas.


Las limpiaba a veces con rayos de luna,

Las tocaba cauto ante tal fragilidad,

Les cantaba siempre alguna canción de cuna

Hasta que durmieran en la inmensidad.


Y así cada noche, eterno y discreto

Recogiendo estrellas por todo el camino,

Mientras con ellas jugaba sereno

No imaginó nunca trabajo más digno.

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